Historia:
El doctor Julio César Tello Rojas, fue el médico sabio que nos dio a conocer nuestro grandioso pasado cultural precolombino.
Nació en la ciudad de Huarochirí el 11 de abril de 1880, motivo por el cual el año pasado se celebró el 125 aniversario de su nacimiento. La monumental producción intelectual que Tello legó a la nación peruana es imprescindible para levantar los cimientos sobre los cuales descansa el orgullo y la identidad nacional.
Tello a lo largo de su fructífera existencia no sólo aportó conocimiento en el aspecto arqueológico sino que puso las bases para el desarrollo de la paleontología en el Perú, conocimientos que nos han dado a saber las enfermedades que padecieron nuestros antepasados. También de vital importancia fueron sus aportes sobre el clima y el medio telúrico que han influido en el carácter plural o heterogéneo del hombre peruano con las consecuencias socio-políticas por todos conocidas.
Tello incursionó exitosamente en la docencia, proponiendo desde fines de la década de 1910 un plan de reforma educativa que permitiese engarzarlos estudios pre universitarios con los superiores. Además alertó que la labor en la universidad es la de gestar docentes e investigadores, sugerencias no aprovechadas y olvidadas hasta la actualidad con las nefastas consecuencias que hoy sufre la república en el aspecto educativo.
Tello fue un brillante congresista, presentó proyectos de ley siendo uno de los más importantes el de conservación de monumentos históricos el cual fue aprobado y tuvo vigencia durante muchos años.
A lo ya expuesto agregaremos que Tello tuvo el privilegio de ser peruano, amó al Perú sobre todas las cosas, ser médico, arqueólogo y maestro, condiciones que lo tipifican como un humanista, lo que le permitió poseer una visión amplia y profunda del Perú y de su realidad étnico- cultural; relacionando sus aportes arqueológicos con la actual cultura aborigen manifestando la existencia de una continuidad cultural andina del presente que se remonta al pasado, conocimientos importantes para entender a nuestra población. Este planteamiento está vigente y debería ser tenido en cuenta por los gobernantes para el diseño pragmático de disposiciones y leyes para solucionar los problemas que sufren nuestros habitantes.
Julio C. Tello falleció el 03 de junio de 1947, en los ámbitos de la Clínica del Hospital Loayza, quedando como legado su corazón el cual se encuentra en el Departamento de Patología del Hospital.
Sus restos reposan en los ámbitos del Museo de Antropología y Arqueología de Magdalena Vieja, tal cual fue su deseo.
Tello a lo largo de su fructífera existencia no sólo aportó conocimiento en el aspecto arqueológico sino que puso las bases para el desarrollo de la paleontología en el Perú, conocimientos que nos han dado a saber las enfermedades que padecieron nuestros antepasados. También de vital importancia fueron sus aportes sobre el clima y el medio telúrico que han influido en el carácter plural o heterogéneo del hombre peruano con las consecuencias socio-políticas por todos conocidas.
Tello incursionó exitosamente en la docencia, proponiendo desde fines de la década de 1910 un plan de reforma educativa que permitiese engarzarlos estudios pre universitarios con los superiores. Además alertó que la labor en la universidad es la de gestar docentes e investigadores, sugerencias no aprovechadas y olvidadas hasta la actualidad con las nefastas consecuencias que hoy sufre la república en el aspecto educativo.
Tello fue un brillante congresista, presentó proyectos de ley siendo uno de los más importantes el de conservación de monumentos históricos el cual fue aprobado y tuvo vigencia durante muchos años.
A lo ya expuesto agregaremos que Tello tuvo el privilegio de ser peruano, amó al Perú sobre todas las cosas, ser médico, arqueólogo y maestro, condiciones que lo tipifican como un humanista, lo que le permitió poseer una visión amplia y profunda del Perú y de su realidad étnico- cultural; relacionando sus aportes arqueológicos con la actual cultura aborigen manifestando la existencia de una continuidad cultural andina del presente que se remonta al pasado, conocimientos importantes para entender a nuestra población. Este planteamiento está vigente y debería ser tenido en cuenta por los gobernantes para el diseño pragmático de disposiciones y leyes para solucionar los problemas que sufren nuestros habitantes.
Julio C. Tello falleció el 03 de junio de 1947, en los ámbitos de la Clínica del Hospital Loayza, quedando como legado su corazón el cual se encuentra en el Departamento de Patología del Hospital.
Sus restos reposan en los ámbitos del Museo de Antropología y Arqueología de Magdalena Vieja, tal cual fue su deseo.
Resumen:
El 3 de junio de 1947, falleció en Lima, el médico y antropólogo peruano, Julio César Tello, cuyos restos fueron sepultados a petición de él, en los jardines de la institución que él mismo ayudó a fundar: el Museo Nacional de Antropología y Arqueología.
Julio C. Tello nace el 11 de abril de 1880, en Huarochirí, en el departamento de Lima. Proveniente de una familia de campesinos, realizó sus estudios en su tierra natal, trasladándose luego a Lima, estudiando en el Colegio Guadalupe.
Ingresa a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de donde se gradúa en noviembre de 1908 como bachiller en medicina, con la tesis “Antigüedad de la Sífilis en el Perú”.
Migra a los Estados Unidos para estudiar becado en la Universidad de Harvard, donde egresa como doctor en Ciencias Antropológicas en 1911. Luego, viajaría a Europa a continuar sus estudios de especialización en el seminario de antropología de la Universidad de Berlín, en 1912.
En 1913 es nombrado director de la sección arqueológica del Museo de Historia Natural, hoy Museo de Arte. Fue diputado por Huarochirí en el Congreso entre los años 1917 y 1929. En 1918 emprende una expedición hacia las ruinas de Chavín, en el departamento de Ancash.
En 1925 sus trabajos lo llevan a descubrir la cultura Paracas y revelar detalles sobre la civilización Chavín. Ese mismo año se crea el Museo Nacional de Antropología y Arqueología para albergar en él los vestigios de nuestra historia. Tello se propuso reunir allí colecciones arqueológicas que se encontraban dispersas y así mostrar la herencia patrimonial de un pasado glorioso. Ejerció también como catedrático de arqueología americana y peruana y de antropología general.
Publicó sus trabajos de investigación, que daban a conocer la historia antigua del Perú y sus civilizaciones. Entre sus obras destacan “Wiracocha” (1923) y “Arte antiguo peruano – tecnología y morfología” (1938).
Julio C. Tello nace el 11 de abril de 1880, en Huarochirí, en el departamento de Lima. Proveniente de una familia de campesinos, realizó sus estudios en su tierra natal, trasladándose luego a Lima, estudiando en el Colegio Guadalupe.
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