0

Historia:
Al Inca Garcilaso de la Vega puede considerársele el primer gran escritor del Nuevo Mundo. Mezcla de sangre española y de linaje indígena, fue hijo de un capitán que llegó al Perú con Francisco Pizarro y de la princesa incaica Isabel Chimpu Ocllo, descendiente directa del Inca Túpac Yupanqui.
Bautizado como Gómez Suárez de Figueroa en memoria de uno de sus abuelos, el Inca Garcilaso de la Vega nace en Cusco el 12 de abril de 1539, muy pocos años después de la muerte de Atahualpa, el último soberano Inca.
Gracias a la privilegiada posición de su padre, quien perteneció a la facción de Francisco Pizarro hasta que se pasó al bando del virrey La Gasca, el Inca Garcilaso de la Vega recibe en el Cusco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro.
Durante los primeros años de su infancia se cría cerca de su madre y de sus parientes maternos, quienes le enseñan el quechua y le hacen conocer toda la grandeza del Imperio Incaico. A los 13 años ingresa a la Escuela de Mestizos de Juan Cuellar, donde aprende latín y la fe cristiana.
De joven se desempeña como secretario de su padre, quien era corregidor en el Cusco. En 1557 su padre, acatando un mandato real, contrae matrimonio con la dama española Luisa Martel de los Ríos, por lo que su madre se ve obligada a abandonar la casona que habitaban. Este hecho hace sufrir a Garcilaso.
Cuando su padre muere en 1560, Garcilaso viaja a España en busca de sus familiares paternos para gestionar una pensión por los servicios que aquél había prestado a la corona. Los trámites ante el Consejo de Indias son inútiles y el joven no consigue renta alguna.
En 1561 se instala en la ciudad de Montilla, donde es acogido por su tío paterno, el capitán Alonso de Vargas, veterano de las guerras de Italia, de cuya casa saldría en escasas ocasiones.
Usaba todavía el nombre de Gómez Suárez de Figueroa hasta que en 1563 adopta el de su padre, Garcilaso de la Vega. Fracasado su intento de regresar al Perú, decide radicar definitivamente en la península. En este contexto se españoliza y llega a hablar perfectamente los dos idiomas.
Luego ingresa a la milicia, al servicio del rey, donde sigue una carrera militar. Con el grado de capitán participa en la represión de los moriscos de Granada y más tarde combate en Italia, donde conoce al filósofo neoplatónico León Hebreo.
En 1590, probablemente dolido por la poca consideración que se le tenía por su condición de mestizo, abandona el ejército. Frecuenta los círculos humanísticos de Sevilla, Montilla y Córdoba y se vuelca al estudio de la historia y a la lectura de los poetas clásicos y renacentistas. Fruto de esta actividad, el Inca Garcilaso traduce del italiano la obra Diálogos de amor, de León Hebreo.
Siguiendo las corrientes humanistas, Garcilaso inicia un ambicioso y original proyecto historiográfico centrado en el pasado americano, en especial en el del Perú. Considerado como el padre de las letras del continente, en 1605 dio a conocer en Lisboa su Historia de La Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, título que quedó sintetizado en La Florida del Inca. La obra contiene la crónica de la expedición de aquel conquistador, de acuerdo con los relatos que recogió él mismo durante años, y defiende la legitimidad de imponer la soberanía española en aquellos territorios para someterlos a la jurisdicción cristiana.
LOS COMENTARIOS REALES
En base a los relatos de sus parientes indígenas que escuchó durante su juventud, de los pasajes vividos por él mismo y de las noticias recogidas de testigos de la conquista del Perú, Garcilaso escribe Los comentarios reales, su obra inmortal que comprende dos partes: la primera refiere los hechos de los incas y su civilización; la segunda se centra en la conquista y en las guerras civiles entre los conquistadores. Esta obra no solo pone de manifiesto su gran calidad literaria, sino también su interpretación de los hechos, ya que describe al Imperio de los Incas como un modelo ideal y muestra la cultura incaica a la luz de la cultura occidental.
Mientras se dedica a su labor literaria, en la que a veces le ayuda su hijo natural, Garcilaso lleva en Córdoba una vida social, al parecer bastante activa. Se dedica a diversos negocios de cereales, aunque siempre con suerte diversa en este plano.
En 1612 compra al cabildo una capilla para su entierro. Al final de sus días se incorpora incluso al estado clerical, donde desempeña órdenes menores.
Finalmente, Garcilaso muere en Córdoba, España, el 23 abril de 1616 a la edad de 77 años. Diego de Vargas, hijo suyo y de doña Beatriz de la Vega, cuidó de que fuera enterrado en la capilla que adquirió, donde permanecen sus restos.
Su vida y obra fueron el reflejo de una época colonial en la que convivieron dos culturas totalmente diferentes, donde no pudo sentirse completamente identificado con ninguna de ellas por su condición de mestizo.
Años después de su muerte, a raíz del levantamiento de Túpac Amaru II en 1782, una Real Cédula de Carlos III ordenó a los virreyes de Lima y de Buenos Aires recoger todos los ejemplares que pudieran hallar de Los comentarios reales. El libro fue prohibido en América, pero en España circuló libremente y hasta se reimprimió en 1801. La obra fue juzgada como peligrosa por el régimen colonial, por lo que fue lógico que mereciera todas las simpatías de los gobiernos independientes. El libertador don José de San Martín proyectó en 1814 una edición que debía imprimirse en Londres, pero los azares de la guerra lo impidieron.
Los comentarios reales recién se publicaron en América en 1918.

Resumen:
Nació en el Cusco, el 12 de abril de 1539, fue bautizado con el nombre de Gómez Suárez de Figueroa en memoria de uno de sus abuelos. Es considerado el primer gran escritor del Nuevo Mundo.
Garcilaso de la Vega fue hijo de un capitán que llegó al Perú con Francisco Pizarro y de la princesa incaica Isabel Chimpu Ocllo, descendiente directa del Inca Túpac Yupanqui. Gracias a la posición política de su padre, recibe en el Cusco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro en la Escuela de Mestizos de Juan Cuellar, donde aprende latín y la religión cristiana.
Pero durante los primeros años de su infancia se cría cerca de su madre y de sus parientes maternos, quienes le enseñan el quechua y le hacen conocer toda la grandeza del Imperio Incaico. Accedió a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incaica.
Cuando muere su padre en 1560, partió a España en busca de la familia paterna para gestionar una pensión por los servicios que su padre había prestado a la corona, sin tener éxito. Ingresa a la milicia al servicio del rey distinguiéndose en la Campaña de Granada ganando el grado de Capitán
Durante los inicios de su vida en España, el Inca tomó dos grandes decisiones, adoptar el nombre de Garcilaso de la Vega, en lugar de Gómez Suárez de Figueroa, y renunciar definitivamente de volver al Perú. Ambos hechos marcan una nueva etapa en su vida.
En 1590, probablemente por la poca consideración que se le tenía por su condición de mestizo, abandona el ejército. Frecuenta los círculos humanísticos, iniciando estudios de historia, geografía y literatura.
Así, Garcilaso inicia un ambicioso proyecto histórico y en 1605 presentó en Lisboa su “Historia de La Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto”, título sintetizado como “La Florida del Inca”. La obra contiene la crónica de la expedición del conquistador.
Basado en los relatos de sus parientes indígenas, los pasajes vividos por él mismo y en las noticias recogidas por testigos de la conquista del Perú, Garcilaso escribe “Los comentarios reales”publicados en 1609. Esta, su obra inmortal comprende dos partes: la primera refiere los hechos de la civilización incaica; la segunda versa sobre la conquista y las guerras civiles entre los conquistadores.
Garcilaso muere en Córdoba, España, el 23 abril de 1616 a la edad de 77 años. Años después de su muerte, a raíz del levantamiento de Túpac Amaru II en 1782, Carlos III ordenó a los Virreyes de Lima y de Buenos Aires, recoger todos los ejemplares de “Los comentarios reales”. La obra fue juzgada como peligrosa para el régimen colonial.
Maestro de las letras peruanas, su obra tiene más de 5 siglos de vigencia.

Publicar un comentario

 
Top